Yo estoy totalmente seguro de que mi amigo C.J. nunca ha hablado mal de mí a mis espaldas. De esto no tengo la más mínima duda. ¿Qué cómo p...
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Yo estoy totalmente seguro de que mi amigo C.J. nunca ha hablado mal de mí a mis espaldas. De esto no tengo la más mínima duda.
¿Qué cómo puedo tener una certeza tan absoluta?
Muy sencillo: jamás he oído a mi amigo C.J. hablando mal de nadie, y no es posible que conmigo haga él una excepción. ¿No le parece?
Esta admirable cualidad de C.J. me recuerda una de las máximas de Benjamín Franklyn que dice:
“No hablaré mal de hombre alguno, y de todos diré todo lo bueno que sepa”.
¿Conoce usted personas que actúan de esta manera? ¿No es cierto que son dignas de su aprecio y admiración?
Conversando con otro gran amigo, J.L., me llamó muy agradablemente la atención una frase que dijo, refiriéndose a las relaciones con sus semejantes.
La frase fue esta:
“No se puede comulgar por la mañana y maltratar a la gente por la tarde”.
Parece que este Señor, por demás cristiano, tiene un punto de vista similar al de C.J. y al de Franklyn, y no dudo que su notable éxito tenga algo que ver con esta actitud suya.
¿De dónde sacaron ellos tres esta idea que ha contribuido a su felicidad, a su fama y a su éxito?
Quizás leyeron un día en el evangelio de este domingo (Mateo 5, 17-37). La esencia de la misma, está contenida en él. El Señor nos habla hoy de la Ley. Y declara que de ninguna manera ha venido El a anularla.
Por el contrario, dice que ha venido a perfeccionarla.
Y pone varios ejemplos. Uno de ellos se refiere a una ley muy conocida: No matarás.
Dice el Señor: “Pues yo les digo: Todo el que trate con coraje a su hermano... el que lo insulte... el que lo llame estúpido... está violando esta ley”.
La buena noticia de hoy es un llamado a que los hombres superemos dar cumplimiento (cumplo y miento) estricto a las leyes.
Es una promesa de que el Espíritu Santo desea producir en nosotros el cambio interior que nos eleve de categoría y de dignidad.
Son palabras motivadoras aceptar un crecimiento en autenticidad y en delicadeza.
A las personas que lo hacen les va bien. C.J. es feliz, Franklyn es famoso, J.L. es un hombre de éxito.
La idea que le propongo es esta:
En vista de que:
“No es posible comulgar por la mañana y maltratar a la gente por la tarde...”
Durante esta semana yo:
“No hablaré mal de hombre alguno, y de todos diré todo lo bueno que sepa”.
Haciendo esto, no sólo cumpliremos el espíritu de una ley, sino que además creceremos en felicidad, en buena fama y en éxito.
La pregunta de hoy
¿cuál es la diferencia entre acto y actitud?
Los actos son algo externo, y la actitud está en el interior. Los actos pueden fingirse, la actitud es la propia verdad. Una persona puede parecer muy fervorosa y estar llena de odio internamente. Otra puede parecer indiferente, y sin embargo puede ser alguien que converse con Dios en su interior constantemente.
Desde luego, lo perfecto es la autenticidad y la delicadeza: Que los actos correspondan a la actitud.
“De la abundancia del corazón habla la boca”.