El verdadero sentido de la vida

Durante la segunda guerra mundial, un joven llamado Víktor E. Frankl llegó en un tren a Auschwitz, el horrible campo de concentración nazi. ...

Durante la segunda guerra mundial, un joven llamado Víktor E. Frankl llegó en un tren a Auschwitz, el horrible campo de concentración nazi.

Muchos de los restantes no pudieron resistir las condiciones de vida reinantes en aquel ambiente y se suicidaron. Uno de los métodos más utilizados para quitarse la vida era lanzarse contra la reja electrificada que rodeaba el funesto lugar, electrocutándose.

Frankl, quien luego fue presidente en la Sociedad Médica Austriaca de Psicoterapia en Viena, fue uno de los pocos que sobrevivió a aquel infierno.

Él nos relata todo esto en una de sus obras, y afirma que todos los que se suicidaban tenían algo en común: para ellos su vida no tenía significado.

Y en su más famosa obra, “El hombre en busca de un significado”, nos dice que la gran necesidad del hombre, por encima de cualquier otra, consiste en encontrar algo que dé sentido a su vida.

¿Cuál es, para usted, el significado de su vida? A usted y a mí, como cristianos, se dirige hoy el Señor mediante el evangelio de este domingo y nos dice esta buena noticia: “Ustedes son la luz del mundo... ustedes son la sal de la tierra” ( Mateo 5, 13-16).

La sal, en la biblia, es símbolo de sabiduría, es el amor al estilo Jesucristo. Por ejemplo, una comunidad o familia donde no hubiera nadie con ese amor para todos, será fuente de división, de discordia y malestar, sería como una comida desabrida, que no solo es desagradable, sino que hace daño. Esta sal, igualmente, preserva esa comunidad de la corrupción.

Un auténtico cristiano es una persona que entra a esa comunidad y no se pregunta “¿Qué puede este grupo darme a mí?”, sino que va entendiendo que su papel es poner esa sal, amando y comprendiendo a cada uno, siendo solidario con todos.

La luz es la palabra de Dios reflejada en la conducta diaria de los cristianos auténticos. Esta luz “brilla solamente a través de las obras” (Schokel).

El Señor nos está encomendando una labor con la cual podemos encontrar un significado para nuestras vidas, de modo que nuestra existencia tenga futuro conocido.

La pregunta de hoy
¿Cómo es que Jesucristo da sentido a la vida de una persona? En primer lugar, un cristiano se sabe amado de modo incondicional, personal y particular, y además gratuito, por el Dios Padre que nos reveló Jesucristo.

Este amor de Dios le garantiza una asistencia continua: “Con los que aman a Dios, Él coopera en todo para su bien” (Rom.

8,28-29).

Y en segundo lugar la vida de un cristiano tiene sentido porque sabe cuál es su futuro: “Se lo aseguro: quien haga caso de mi mensaje no morirá jamás” (Juan 8,51). “Yo he venido para que vivan y estén llenos de vida” (Juan 9,10).

Hay algunas pobres gentes que, al leer la palabra de Dios, no encuentran en ella más que obligaciones, mandamientos y unas bellas normas de convivencia. ¡Qué lástima! ¡Qué pena! ¡Qué desperdicio! Jesucristo, la palabra de Dios hecha hombre, es la clave del sentido de mi vida: ser sal y luz de la tierra bajo su cuidado y continua asistencia. ¡Ojalá lo sea también para la suya!



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