El alcoholismo, una enfermedad "muy democrática"

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A diferencia del consumo de otras sustancias adictivas, beber alcohol es un hábito social y culturalmente aceptado en muchos países. Está "bien visto", como se dice conmúnmente. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcoholismo causa más de dos millones y medio de muertes cada año.

Y América Latina no es una excepción en este problema de salud pública. En la región, el consumo de alcohol por cabeza supera en un 40% al promedio mundial.

El último informe elaborado por la OMS en 2007 sobre el alcoholismo en el continente americano concluyó que "el valor promedio de consumo per cápita de alcohol en las Américas es de 8,7 litros, lo cual está muy por encima de la media global de 6,2 litros".

Pero además, en la región, el alcoholismo tiene un matiz particular ya que es un problema que afecta cada vez a personas más jóvenes.

Consumidores cada vez más jóvenes



"El alcoholismo es una enfermedad muy democrática en América Latina. Hay un patrón de consumo de alcohol en la región que es diferente de otras partes del mundo. Aquí los jóvenes comienzan a consumir alcohol muy pronto y esto es un problema grave", comentó a BBC Mundo el profesor Arthur Guerra de Andrade, profesor de psiquiatría en la Universidad de Sao Paulo y presidente de la ONG Centro de Informaciones de Salud y Alcohol en la ciudad brasileña.

Pero aunque la media regional de consumo de alcohol es elevada, no todos los países latinoamericanos tienen hábitos equiparables.

"No hay una distribución uniforme. Hay una relación con la economía de los países. Por ejemplo, en Chile, la prevalencia de alcoholismo es más baja. En cambio, los países más pobres, como Bolivia y América Central, tienen más alcoholismo. Sin embargo, en esos casos quizá no existen datos tan precisos porque los estudios epidemiológicos son menores", apuntó Guerra.

En una región tan grande, la realidad del problema del alcoholismo es diversa. Sin embargo, los expertos coinciden en asegurar que los planes de prevención del consumo de bebidas alcohólicas en América Latina son insuficientes.

"Tratamiento integral"

"Las políticas de salud en América Latina son pobres. Se espera que el Estado pueda ofrecer una varita mágica para la situación, pero el problema es social. Los países deberían hacer conductas más pragmáticas en este punto. Tenemos una situación primaria y hay que comenzar por la base", sugirió Guerra.

En este sentido, a menudo, la gravedad del problema y la forma en que es percibido socialmente no coinciden.

El consumo de alcohol tiene un gran arraigo en las sociedades latinoamericanas y beber es con frecuencia un acto social.

Quizá por esta razón, cuando ese acto se convierte en una adicción y deriva en una enfermedad, el alcoholismo puede pasar desapercibido para muchos ciudadanos o ser interpretado como un problema meramente psicológico.

"Muchas persona ven el alcoholismo como un problema de personalidad, no un problema médico, sino como un problema de moral, de fuerza de voluntad. Como si la persona que bebe fuera una persona débil, sin una personalidad fuerte. Pero esto es un error", afirma Guerra.

"El alcoholismo es un problema de salud, la persona que bebe acaba teniendo un cuadro de dependencia, problemas orgánicos, psicológicos, de trabajo y con la familia. Como problema médico, necesita de un abordaje no sólo psicológico, sino también médico, apoyo de trabajadores sociales, psicoterapeutas. Es preciso un tratamiento integral", concluyó.

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