Reflexión, Llegará un día..
Hace decenas de años nuestra tierra nos parecía un planeta seguro como si estuviese asentada sobre pilares inconmovibles. Hoy sabemos que ...
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Hace decenas de años nuestra tierra nos parecía un planeta seguro como si estuviese asentada sobre pilares inconmovibles.
Hoy sabemos que el hombre posee unas armas capaces de destruir toda la vida sobre la tierra; más tarde ha sido el alerta ecológico, al hacernos saber que el desarrollo tecnológico está poniendo en grave peligro la continuidad de la vida humana, en donde el agujero de ozono puede ser su símbolo más representativo. Los estudiosos de la Geología y de las Ciencias Ambientales, mi amiga Blanca y mi sobrina Belén, especialistas en esta materia, nos hacen ver la inseguridad de una corteza terrestre asentada sobre unas bases débiles que crujen y se derrumban.
Jesús, en la liturgia de hoy, nos sale al encuentro y nos habla de “espantos y grandes signos en el cielo”. Puede “llegar el día” de un cataclismo y una destrucción total.
La profecía de Malaquías, es una clara referencia bíblica al juicio de Dios y al final de los tiempos, no podemos entenderla literalmente. Pero en el texto de S. Lucas se entremezclan otros dos días que también “han llegado”: el de la destrucción de Jerusalén y el día de las persecuciones que estaban sufriendo los primeros cristianos. Hoy nos hacemos preguntas: ¿qué mundo vivirán los niños del futuro? ¿Hacia dónde vamos? No sabemos cómo será el final hacia el cual camina el mundo. Ni los discursos escatológicos, ni S. Pablo nos dan datos concretos. Pero éste no habla de destrucción, sino de transformación. Porque creemos en la resurrección de la carne, porque la materia no es enemiga del cristiano, debemos ser ciudadanos de este mundo sin refugiarnos en la esfera de lo privado.
El mensaje del Evangelio nos habla de libertad, de justicia social y de la revolución del ecologismo, de la búsqueda de la paz entre el hombre y la tierra y de los hombres entre sí: “Véngate del mundo siendo mejor que él. ¿Dices que en el mundo reina la crueldad? Pues sé tú piadoso.
¿Dices que impera la fuerza bruta? Pues respeta tú a los débiles. ¿Dices que la injusticia hiere a los buenos? Pues tú sé justo hasta con los malos. ¿Afirmas que en un planeta donde acontecen tantos horrores no es posible encontrar la huella de Dios? Pues que esa huella se encuentre en tu corazón y en tu espíritu; te aseguro que basta y sobra” (Amado Nervo).
Seamos constructores de una tierra que Dios ha puesto en nuestras manos, renovemos nuestra fe en los seres humanos que pueden cambiar la tierra y el mundo.