Los arcángeles y las fiestas

Los cambios de estaciones han sido observados por los iniciados en la búsqueda espiritual de todos los tiempos. Existen cuatro fechas cardinales que se relacionan con los cambios de estación: primavera, verano, otoño e invierno, que se caracterizan cada una por una vibra en particular. Igual se relacionan con fiestas especiales, por ejemplo, Navidad se estableció cerca del solsticio de invierno; la Semana Santa o Pascua de Resurrección sucede en los días del equinoccio de primavera; y San Juan, por el solsticio de verano. Si profundizamos un poco en el significado de cada una de esas fiestas podemos ver la relación que hay entre ellas y lo que ocurre en la naturaleza en estos tiempos.

El símbolo de Libra se traduce en balanza y equilibrio, su signo opuesto, Aries, representa la guerra y nuevos inicios, en el hemisferio sur es el equinoccio de primavera.

En este momento, hay un balance en la naturaleza entre la luz y la oscuridad, el día y la noche. En el hemisferio norte las noches se comienzan a alargar hasta llegar el invierno. La festividad que nos ocupa ahora, San Miguel, o de los Arcángeles, pues el 29 es el día de los cuatro arcángeles: Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel, sucede cerca del equinoccio de otoño, con la entrada del sol a la constelación de Libra. Se representa al arcángel Miguel con una espada en una mano y la balanza en la otra. Alusiva al eje Aries-Libra, en la rueda zodiacal.

Aries, en la mitología griega, era el dios de la guerra; Libra representa la justicia, muy parecido al arcángel Miguel, comandante en jefe de las huestes celestiales, que empuña su espada de luz, símbolo del Gran Poder de Dios, mediante el cual vence al oponente.

El arcángel Miguel es considerado además el príncipe de todos los Arcángeles, jefe de las milicias angélicas. Corta la oscuridad, las sombras y limpia el entorno de las inmundicias. Custodia el punto cardinal Norte. Su elemento es fuego. El arcángel Gabriel custodia la puerta del Paraíso y es el que anuncia el Nacimiento del Niño Jesús a María, custodia el punto cardinal Oeste, el elemento agua, las emociones. El arcángel Uriel, un príncipe de la naturaleza, su elemento es tierra. Uriel significa el radiante, es el ángel de Yahvé el arcángel del Sol o el ángel de la Presencia. Es el encargado de la prosperidad, la liberación de los miedos y el de la comprensión de los tiempos difíciles.

Da claridad y sabiduría. El arcángel Rafael es el sanador, el encargado de la curación y del perpetuo amor. Custodia el punto cardinal Este y su elemento es aire.

Podemos observar que todo está íntimamente ligado con la naturaleza y es mi intención que cada quien investigue y estudie, estamos en una era en que el saber nos puede acercar más a Dios y fortalecer nuestra fe, pero una fe proveniente del conocimiento.

Fuente: www.listindiario.com